lunes, 14 de abril de 2008

La musa está en Nínive

La musa está en Nínive. Se adentró en sus calles huyendo de la ferocidad del poeta, serpenteó enloquecida por sus cuestas de vértigo amargo, descansó desmayada de aliento machacado en algún portal repleto de flores marchitas,... Y no ha dejado de correr por ella. Recorre la ciudad incansable sin saber que está perdida. La ciudad se hundió en la tierra. La historia acabó con su esencia de ciudad mágica, áurea, y con ella se hundió la musa.

Desde entonces, la buscan incansables caballeros de armadura de plástico y PVC. Tratan de encontrarla en un mundo, perdido porque carece de espacio, porque su esencia discurre bajo tierra engullida por infinitos gusanos hambrientos o por el espacio, rebotando sin tregua. Desde entonces, la cercan las amazonas revestidas de esmeraldas. Y no la encuentran. No la encontramos.

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